Hoy damos apertura a este blog en el que vamos a depositar toda nuestra andadura.
Somo un grupo de amigos que nos hemos conocido gracias a la Universidad de Mayores, y desde este foro os brindamos la oportunidad de poder acompañarnos. Nos gustaría que también se uniera alguna compañera. El camino no es difícil.
Pateamos de forma adecuada a nuestra edad y características, de forma que el caminar no está reñido con otras opciones.
Si nos cansamos, descansamos,
Si tenemos sed, bebemos, etc etc.
Si alguien de nuestras familias se unen un día a la marcha, ¡Estupendo!
Y podemos contemplar múltiples paisajes de nuestro entorno más próximo.
Si te quieres unir al grupo sólo te hará falta unas buenas zapatillas deportivas
Bastones para apoyarte,
protección para la cabeza, ropa adecuada y una mochila para tus "cosillas".
Nada sofisticado.
Nuestro programa para hacer la mañana de senderismo lo iremos mostrando con tiempo para la organización familiar, y al término del recorrido daremos fe de cuanto haya acontecido.
Por último os dejamos unas cuantas normas básicas para practicar senderismo.
En ocasiones, el desconocimiento del peligro entraña un riesgo aún mayor que el propio peligro; por tanto, conocerlo es un buen modo de protegerse de él. En la lejanía de la montaña, debemos aplicar el viejo aforismo "más vale prevenir que curar". De ahí que resulte conveniente salir al campo, aunque pueda parecer trivial, habiendo tomado previamente todas las precauciones posibles, y siendo consciente de que una retirada a tiempo es una victoria.
Visitar los abruptos barrancos, las montañas, los lomos y laderas, los escarpes rocosos y, en definitiva, los espacios naturales y culturales es, sin duda, una actividad placentera. Pero atención: si no se toman las debidas precauciones, puede convertirse en una experiencia triste y desagradable.
Es muy importante tener siempre presentes unas reglas básicas de seguridad que nos sirvan de autoprotección ante eventuales situaciones de riesgo. A continuación se enumeran algunas de ellas:
Nunca salga solo, intente ir siempre acompañado.
Llevar un teléfono móvil, un silbato y un pañuelo de color llamativo le podrá servir para pedir auxilio en caso de percances o incidentes.
Prudencia e inteligencia son los ingredientes necesarios para disfrutar de la montaña con seguridad. La prisa, el empecinamiento, la ofuscación o el agotamiento no son buenos compañeros de actividad. Hay que saber renunciar a tiempo.
Cuando el mal tiempo nos sorprende, lo fácil se vuelve difícil y ciertos peligros aumentan: caídas de piedras y árboles, descargas eléctricas, dificultad en la orientación, enfriamiento, fatiga física y moral... Por ello hay que mantener la calma, dosificar las fuerzas y prever con antelación los cambios meteorológicos.
Es imprescindible disponer de un calzado adecuado, preferiblemente botas de montaña. Lleve siempre protector solar, un sombrero o gorra para su cabeza y ropa ligera y poco ajustada; un bastón o garrote será también muy útil para las bajadas. Se debe ir provisto, además, de comida para 5 o 6 horas (compuesta, sobre todo, por productos de pequeño volumen pero con alto poder energético), así como de un litro de agua por persona como mínimo.
No abandone ni entierre la basura: llévesela a donde haya un servicio de recogida diaria. Su única huella debe ser la de sus botas.
No acampe por libre, respete los lugares de acampada, las señales existentes y a los agentes que velan por la naturaleza y la seguridad de todos.
Arrancar flores y ramas está prohibido: deje que los demás disfrutemos de ellas. Tampoco debe molestar a los animales. Si lleva algún animal de compañía, habrá de ir siempre atado.
Respete las propiedades privadas, entre las que se incluyen los cercados plantados. Pase con sigilo por los caseríos, sin perturbar la tranquilidad de las gentes de nuestros campos. No rompa la armonía del entorno y no moleste a quienes queremos disfrutar de la paz y el sosiego de la naturaleza.
No olvidemos dar las buenas horas y saludar a la gente del campo. Al cruzarnos con los lugareños, debemos recordar que en el campo todo el mundo se saluda. Así pues, no rompamos esa cordialidad y buenas prácticas de convivencia.
Respete y cuide las fuentes, los cursos de agua, los riachuelos... Nunca vierta en ellos jabones, detergentes, productos contaminantes o residuos.
Tenga mucho cuidado con el fuego. No lo encienda nunca; y si, pese a todo, lo hiciera, apague siempre los rescoldos, tapándolos con piedras si es necesario, y jamás tire colillas en los caminos.
Cierre los portones, verjas, trancas, puertas de cabañas y gallanías, etc. que se encuentre a su paso para impedir que entre o salga el ganado u otros animales.
Cruce siempre las tierras de labranza por los senderos. No pise nunca el sembrado y respete las paredes de piedra.
Procure no salirse del sendero marcado. Respete el trazado y no tome los atajos, que estropean el camino original, deterioran el suelo aumentando la erosión y son más peligrosos y agotadores por su pendiente.
Comprométase en la defensa del medio natural con el ejemplo. Para finalizar, procure no imprimir su huella donde los siglos se han abstenido de hacerlo.
Visitamos muchos Espacios Naturales Protegidos cuya regulación está en continua actualización. Por ello se aconseja siempre estar informado.